Dista mucho contemplar el toreo desde el tendido que a unos centímetros del animal. Por ello, con el objeto de acercar al aficionado al cometido del torero, ha tenido lugar en la Plaza de Toros de Espartinas el II Curso para aficionados prácticos.
Se trata de una novedosa apuesta importada desde América, donde, sorprendentemente, «los aficionados tienen un alto conocimiento de la técnica y el manejo de los trastos·, asegura Rafael Peralta Revuelta, uno de los promotores.
En efecto, este curso pretende que el aficionado tome contacto con el capote y la muleta y, a su vez, aprenda a ejecutar las distintas suertes de las que se compone la faena.
Esta iniciativa ha conseguido reunir el pasado fin de semana a más de 60 aficionados venidos desde todas partes de España: Madrid, Salamanca, Albacete, Valencia, Córdoba, Cáceres etc. El curso incluía clases prácticas, teóricas, un tentadero y el alojamiento en el Monasterio del Loreto.
Estudiantes, jubilados, mujeres, deportistas… aficionados de todo tipo de han mezclado bajo el denominador común del cariño a la Fiesta.
Laura Charbonneau es aficionada francesa y ha venido desde Le Mas D´agenais, junto a Mont de Marsan, exclusivamente, para asistir al curso. Asegura que el haber tomado contacto con los «avíos» de torear la ha servido «para valorar más a los toreros. El capote pesa más de lo que pensaba y a eso hay que unirle otras dificultades como el calor, el vestido, el viento…».
Salvador Montaño es maestro jubilado. Se tiene que ayudar de una muleta para caminar pero eso no le impide trazar naturales al viento emulando a los que se visten de luces. «Nunca he silbado a un torero, siempre los he respetado pero ahora los entiendo mucho más». Salvador se ha subido al caballo de picar e, incluso, su dificultad para caminar no le ha impedido poner un par de banderillas al quiebro: «Sé que lo que hemos hecho hoy es como un juego, todo mentira, pero me he sentido muy feliz cuando los compañeros me han ovacionado».
El curso se ha compuesto de clases teóricas en las que se proyectaron videos que el director del curso, el matador Eduardo Dávila Miura, se encargó de explicar. «Lo que más me ha sorprendido es la rapidez con la que los aficionados captan lo que les queremos enseñar. Además, ahora valoran más nuestro trabajo y ven el toreo desde un punto de vista distinto», confiesa.
El curso ha contado, también, con ponencias como la de José Luis Algora, representante de la ganadería de Partido de Resina. A estas clases teóricas se les suman las prácticas, en las que el aficionado torea de salón. Maestros como Morante de la Puebla o Espartaco acompañaron a los aficionados y les transmitieron los conceptos más necesarios para poder torear.
El diestro de Espartinas les confiaba que «a los toros siempre hay que andarles de frente, cruzarse al otro pitón y, lo más difícil, quedarse quieto y no perderle nunca la cara». Al tiempo que bromeó: «Pero no olvidaros que lo más importante es saber correr».
Ayer domingo, el curso finalizó con un tentadero en la finca de Manolo Vázquez en el que los aficionados aplicaron los conocimientos aprendidos y tuvieron la oportunidad de enfrentarse a una becerra.
El curso, promovido por Rafael Peralta e Ignacio Moreno de Terry, aspira a convertirse en una escuela permanente de aficionados prácticos taurinos e, incluso, crear un club que los albergue. De hecho, las facilidades dadas por el Ayuntamiento de Espartinas motiva a estos emprendedores a que la localidad pudiera convertirse en sede de esta «universidad» o centro del aficionado práctico.
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